Italia es un país que despierta una merecida fascinación en todo el mundo, por su gastronomía, su rico patrimonio artístico o sus interesantes tradiciones sociales y culturales. La famosa expresión italiana Dolce far niente lo ilustra a la perfección. Su traducción exacta: “la dulzura de no hacer nada” se traduce en una filosofía presente en todo el país, que pone en valor el descanso y el disfrute de los verdaderos placeres.
España e Italia son dos países que comparten muchas similitudes a nivel social, económico y sobre la forma de vida de sus ciudadanos. De ahí que resulte interesante conocer cuáles son las principales características del sistema de pensiones del país trasalpino. En Italia, como ocurre en nuestro país, el contexto social y económico condiciona la sostenibilidad del sistema de pensiones, en un escenario en el que se entremezclan dos realidades: una de las cifras de natalidad más bajas de toda la Unión Europea, con una esperanza de vida creciente, que se sitúa ya en 83,4 años, consolidando a Italia como uno de los países con mejores cifras de longevidad, junto a España.
A lo largo de los últimos años, donde la inestabilidad política también ha sido protagonista en Italia, los diferentes gobiernos del país han puesto en marcha varias medidas para reformar el sistema de pensiones, siendo las más recientes las aplicadas en 2011 y 2022.
No obstante, la reforma más significativa se produjo en 1995, propiciando el paso de un sistema retributivo, que calculaba las pensiones en función del salario medio de los últimos 5-10 años trabajados -siguiendo un modelo similar al del sistema actual español-, a otro sistema definido por un mecanismo de cuentas nocionales. Esta reforma generó un sistema mixto, en la que aquellos trabajadores que contaban con al menos 18 años cotizando con el anterior método, continuaron en él hasta 2011.
Las personas que se jubilaron después de 1995 pasaron a contabilizarse mediante el método actual, que fue introducido progresivamente, alejando el mixto por completo. Hoy en día, la cantidad correspondiente para cada pensionista se calcula con el método contributivo, mediante el cual tanto el trabajador como la empresa empleadora aporta un porcentaje de su salario bruto. Posteriormente, se revaloriza según el crecimiento medio del PIB Nominal. Una vez alcanzada la edad de jubilación, esta cantidad se transforma en una renta vitalicia que va ligada a la esperanza de vida estimada de cada generación.
Este sistema de pensiones públicas a través de cuentas nocionales supone una gran diferencia respecto al sistema español: frente al sistema de reparto de prestación definida vigente en España, el sistema de pensiones públicas en Italia es de reparto pero de aportación definida, donde la pensión a recibir depende del “capital nocional” acumulado a través de las cotizaciones y de la esperanza de vida al jubilarse
¿Desde qué edad se puede solicitar la jubilación en Italia? Después de esas múltiples reformas, actualmente la edad de jubilación para hombres y mujeres estipulada en Italia es de 67 años, siempre que hayan cumplido con al menos 20 años cotizados.
La institución encargada del sistema de pensiones italiano es el Instituto Nacional de Seguridad Social (INPS), entidad que engloba diversos tipos de jubilación:
- Pensión por vejez: la estándar, habilitada desde que se cumple la edad mínima o los requisitos de contribución.
- Pensión anticipada: se puede aplicar antes de cumplir la edad estipulada, si se cumplen con otros requisitos. En la actualidad, permite la jubilación desde los 62 años con 41 de aportaciones.
De forma paralela, el sistema italiano ofrece prestaciones por invalidez y supervivencia a quienes reúnan los requisitos necesarios.
Por otro lado, el sistema italiano pone a disposición de los trabajadores un Trattamento di Fine Rapporto, traducido como “indemnización por fin de relación laboral”, un sistema que también se activa en el caso de la jubilación. Pero, ¿en qué consiste? Se configura como un modo de ahorro y de compensación a largo plazo. En este caso, es la propia empresa la encargada de aportar el 6,91% del salario bruto anual del empleado, siendo este último quien decide qué hacer con esa cantidad. A partir de ahí:
- La empresa puede mantener esa cantidad, liquidándose una vez acaba la relación laboral
- El empleado lo redirige a un fondo de pensiones
- El empleado, siempre y cuando pertenezca al sector privado, puede solicitar un anticipo. Aunque esta opción se acoge a varias condiciones, como por ejemplo que el solicitante cuente con al menos 8 años de permanencia en dicha empresa y que aporte motivos específicos.
El sistema de pensiones italiano depende en gran medida de las aportaciones realizadas a lo largo de la vida laboral y de la revalorización ligada al crecimiento económico del país. La insostenibilidad del sistema de pensiones italiano es cada vez más notoria, por lo que supone un reto para las autoridades del país. Las reformas del futuro se tendrán que enfrentar a una transformación demográfica que no tiene vistos de cambiar su curso, al menos en el corto plazo.

