Los criterios ESG (en español ASG, Ambientales, Sociales y de Gobernanza) son cada vez más importantes a la hora de tomar decisiones de inversión, especialmente en un mundo cada vez más concienciado con el cuidado del medio ambiente y la protección de los derechos sociales.

El papel de las empresas como motor de la transición es, por tanto, esencial. La incorporación de criterios ESG a la gestión empresarial es cada vez más sólida y está derivando en una revalorización al alza de las empresas a largo plazo. Estos criterios se centran en el análisis de otras variables distintas a las puramente financieras, pero que determinan el valor de una inversión a medio y largo plazo: aspectos ambientales, como el cambio climático y la escasez de recursos, temas sociales, como la gestión de las compañías respecto a sus empleados y su entorno, la seguridad de los productos que realiza o de la información que gestiona o asuntos de gobierno corporativo como la retribución a los directivos, los controles internos o la transparencia fiscal.

Son cada vez más las gestoras de Fondos que incluyen estos criterios en la selección de sus inversiones, especialmente porque con ello reducen el impacto negativo de algunas actividades sobre las personas, la sociedad y el medio ambiente y porque además los inversores cada vez demandan más transparencia, honestidad y confianza a las compañías en las que quieren colocar su dinero/patrimonio.

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Inversores cada vez más concienciados

En España existe una creciente demanda de activos financieros sostenibles por parte de los inversores. Según el Foro Español de Inversión Sostenible y Responsable de Spainsif, el importe destinado a la inversión en activos con enfoque sostenible a finales de 2020 alcanzó los 345.000 millones de euros gestionados, superando por primera vez al destinado a la inversión tradicional. Estos datos además conllevan un aumento de los potenciales inversores y hacen que las empresas que invierten con criterios ESG reciban más facilidades de financiación.

Por tanto, a través de la Inversión Socialmente Responsable (ISR) se pretende generar rentabilidad a los inversores así como un desarrollo sostenible y un mayor y mejor control de los riesgos.

Es posible que, según diversos estudios, dado que cada vez ganan en importancia la implantación de los criterios ESG en la planificación financiera de inversores y gestoras y también son mayores los flujos de capital que llegan, en los próximos 5-10 años una gran mayoría de la industria financiera será ISR.

Unos datos cada vez más prometedores y una regulación más estricta

En la actualidad, el 20% del patrimonio total que hay en Fondos de Inversión en España está canalizado a través de vehículos con una vocación de inversión socialmente responsable. Acumulan un patrimonio cercano a los 65.000 millones de euros, cifra relevante pero aún lejos de países como Suecia, con unos 475.000 millones, o Francia, con más de 780.000, lo que da una idea del camino que aún queda por recorrer y de la importancia de aplicar los criterios ESG en la planificación financiera.

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El nivel de vigilancia a los activos ESG por parte de los reguladores y los inversores es cada vez mayor. Se está trabajando en el desarrollo de medidas sobre sostenibilidad centradas en proteger a los inversores contra los riesgos de “green washing”. Entre ellas, destaca la Taxonomía de la UE, aprobada en 2021, sobre las actividades empresariales que pueden considerarse como respetuosas con el medio ambiente.