Enseñar a los más pequeños el valor del dinero y cómo integrar buenas prácticas financieras sentará las bases de su gestión patrimonial en el futuro, cuando sean independientes y tengan que tomar sus propias decisiones de inversión.

A día de hoy, la familia es la principal fuente de educación financiera de los más pequeños, por lo que resulta esencial que se “predique con el ejemplo”, adoptando las cualidades que quieres ver en ellos e involucrándoles. Existen algunas nociones básicas que pueden ayudar a los niños, y a los no tan niños, a gestionar su “patrimonio” (por pequeño que sea) para que interioricen buenas costumbres y generen hábitos que les ayuden en un futuro.

El dinero hay que ganárselo

Los expertos aconsejan no dar a los niños dinero “porque sí”, para que aprendan que conseguirlo cuesta trabajo y esfuerzo. Los ingresos de los niños se reducen, normalmente, a su “paga”, semanal o mensual, y pequeños ingresos que reciben en ocasiones especiales o como premio. Se trata de educarles en que ese dinero es su “patrimonio” y que deben aprender a administrarlo; se les ha de explicar que, si no lo hacen bien, tal vez no lo tengan cuando lo necesiten.

La motivación es clave

Ayudar a los más jóvenes de la casa a trabajar duro para lograr un objetivo alcanzable (una bicicleta, un juego, un viaje, etc,) puede ser muy útil para inculcar la importancia del ahorro y motivarles a invertir en algo que quieren o necesitan. Esto es uno de los principales objetivos al comenzar a fomentar la educación financiera de los más pequeños, para que entiendan por qué es importante y aprendan a diferenciar entre un capricho y necesidad.

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Deja de priorizar la inmediatez

Las nuevas generaciones son impacientes y una amplia mayoría elegiría tener dinero ya a tener el doble en una semana. Es importante inculcarles que la inmediatez no siempre es la mejor opción y darles pequeñas recompensas que les animen a entenderlo. La habilidad de guardar dinero les enseñará a evitar compras impulsivas y a trabajar hacia lograr una meta de ahorro en el futuro.

Utiliza el método de las cuatro huchas

Un truco muy recomendado es el método de los porcentajes de Harv Eker. La idea es que el niño cuente con diferentes huchas donde administrar su dinero: una destinado a “gastos obligatorios”, para aumentar así su responsabilidad: una pequeña parte de una excursión del cole o una ayuda solidaria, etc. Y tres huchas más para “caprichos”, ocio y ahorro. Cada mes o trimestre se comparten con los niños los progresos que realizan. Para aprovechar este truco al máximo y aumentar su efectividad, se recomienda que los adultos compartan este proceso con los niños.

Aprende el valor de los intereses

A los niños y jóvenes también hay que enseñarles que el dinero con el tiempo pierde valor; que suben los precios (inflación) y que lo que pueden comprar hoy, tal vez no puedan adquirirlo dentro de un tiempo. A los más pequeños de la casa, se les puede ofrecer un interés mensual por el ahorro, de modo que comprendan la importancia de la inversión. A los jóvenes puede ser una cuenta corriente especial de las que ofrecen distintas entidades financieras, un Fondo de Inversión (siempre bajo supervisión) o cualquier otro producto de ahorro.

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Incorpora el uso de la tecnología

Nos guste o no, los más jóvenes han nacido unidos a la tecnología e ignorar este ámbito puede ser un error. Desde hace ya un tiempo, en el mercado existen apps especializadas en gestión del ahorro para niños que les permiten “jugar” con el móvil y que suelen incorporar no solo la gestión de los gastos, sino también de los ahorros. Además, aplicaciones como Pixpay ofrecen a los adolescentes herramientas para administrar su dinero.