El sistema de Planes de Pensiones de Japón se enfrenta a importantes retos: es el país más envejecido del mundo (con un 28% de su población mayor de 65 años, según el Banco Mundial) liderando, también, el ranking en esperanza de vida (en el caso de los hombres se sitúa en 82 años y las mujeres asciende a 87) y con un índice de natalidad muy bajo (1,4 hijos por mujer).
En el otro lado de la balanza se sitúa la baja tasa de desempleo del país (3,1% en 2020), haciendo que un alto porcentaje de la sociedad esté en edad de trabajar y, por tanto, de contribuir al sistema.
Sin embargo, esta baja tasa de desempleo está claramente influenciada, en primer lugar, por la reducida tasa de sustitución de las pensiones que hace que la diferencia entre el último salario y la pensión pública sea muy alta. Asimismo, destacar también como el hecho de que los gobiernos japoneses no promuevan las políticas de jubilación y como la propia cultura corporativa, que deriva en una altísima fidelidad de los japoneses a su empresa, ha provocado que en el país nipón haya un elevado número de empleados con edades muy avanzadas.
Todo esto supone un gran desafío para garantizar la sostenibilidad del Estado de Bienestar y ejerce una enorme tensión en el sistema publico de pensiones.
Los tres pilares de los Planes de Pensiones japoneses
- El primer fundamento es de carácter público y obligatorio y corresponde a la Pensión de Jubilación Nacional.
- El segundo pilar es también de índole público y obligatorio y se divide a su vez en dos: Pensión de Jubilación para asalariados o Pensión de Jubilación para los funcionarios.
- El tercer pilar se compone de vehículos de inversión privados y es de carácter opcional. En ella destacan los Employees Pension Funds (EPF), ofrecidos por algunas compañías privadas pero haciendo uso de los recursos financieros de la capa publica, por lo que tienen un carácter cuasi-publico; y los National Pension Fund (NPF), contratados por algunos autónomos como extra. Además, en esta categoría también entran los Planes de pensiones definidos (Defined benefitpension y Defined contribution plans).
Las pensiones públicas en Japón
El principal requisito para acceder al sistema de pensiones en el país nipón es que todos los residentes de entre 20 y 60 años estén inscritos en el Plan Nacional de Pensiones y abonen las cuotas pertinentes.
Actualmente, la edad legal de jubilación es de 65 años, con al menos 25 años cotizados. Aunque desde 2015 se paga pensión a partir de 10 años cotizados. Para cobrar la pensión máxima es necesario haber cotizado 40 años.
La pensión de jubilación (a partir de los 65) se suma a la que se conoce como pensión base que requiere un mínimo de un mes de cotización. De manera adicional, Japón permite cobrar una dotación por jubilación anticipada a partir de los 60 años, si bien esta edad está siendo gradualmente incrementada hasta los 65 tanto para la pensión básica como para la pensión de empleados.
En los últimos años, la edad media de jubilación ha pasado de 60 a 62. El sistema desincentiva la jubilación anticipada con una penalización del 6% por año. Si los residentes se jubilan a los 65 años recibirán el 100% de la pensión básica, pero también les dan la opción de decidir cobrarla desde los 60 años (recibiendo desde un 70% de la misma) hasta los 70 años (recibiendo un 142% de la pensión).
Además, aquellos que lo deseen pueden combinar el cobro de la pensión con un trabajo remunerado, con la condición de que los ingresos totales no superen los 3.500€ aproximadamente. Si se supera esta cifra, se reduce la pensión.
Gran cultura del ahorro: la pensión no es suficiente
La pensión máxima anual, si te retiras a los 65 años, es muy baja. Con 40 años cotizados la pensión recibida sería de a 65.000 yenes mensuales (531,750 euros).
Es indiscutible que lo que reciben los japoneses del sistema de pensiones públicas son importes muy bajos e insuficientes que necesitan ser complementados con ahorro privado. Por ello, Japón es uno de los países con una de las culturas de ahorro más fuertes del mundo.
En un momento en el que los sueldos de los trabajadores son bajos, cada vez lo tienen más difícil para ahorrar, generando una situación ya comentada con trabajadores de edades muy avanzadas.
Japón y España ¿Iguales o diferentes?
Aunque se trate de dos países totalmente diferentes, España y Japón comparten una evolución demográfica muy parecida. España, está también a la cabeza en esperanza de vida y cuenta con una tasa de natalidad inferior a los 1,5 hijos por mujer: nos enfrentamos a una población fuertemente envejecida.
Además, al contrario que Japón, la tasa de desempleo española es alta, especialmente en jóvenes, lo que deriva en menos contribuyentes a un sistema que ya está tensionado.
Por esta razón, se convierte en capital incentivar los tres pilares del ahorro para los Planes de Pensiones e iniciar reformas que garanticen la sostenibilidad del sistema bajo estas nuevas circunstancias.
Entre otras cosas, es imprescindible que se eliminen las actuales trabas al importe de las aportaciones a los Planes de Pensiones individuales , establecido en 1.500€.