Con la llegada del verano, cada año los ahorradores se plantean la misma pregunta: ¿cómo podemos seguir ahorrando durante las vacaciones? Una de las premisas clave para mantener una estabilidad económica y nuestras finanzas saneadas y, al mismo tiempo, avanzar hacia la libertad financiera, es automatizar el ahorro en base a unos objetivos previamente establecidos y al perfil del ahorrador, definido en base a la edad, las necesidades, las metas y la aversión al riesgo de cada persona.

En este sentido, una de las máximas para ahorrar, independientemente del método que se utilice, es evitar los gastos desmesurados y por encima de nuestra capacidad de ingresos, aunque las vacaciones de verano sean un momento señalado para realizar un desembolso extraordinario, existen una serie de pautas que se pueden seguir para ahorrar y fortalecer las finanzas personales.

  1. Establecer un presupuesto

El punto de partida a la hora de planificar las finanzas de cara al periodo vacacional es establecer un presupuesto. Fijar una cantidad límite para el gasto ayuda a organizar mejor el dinero del que se dispone, a la par que evitar los “gastos hormiga” que puedan surgir durante este periodo.

Este presupuesto, que también puede subdividirse en cuantías más pequeñas para cada jornada de las vacaciones, con el fin de llevar un mejor control y seguimiento financiero, ha de  establecerse en base a la balanza financiera general. Algunas preguntas que cabe plantear a este respecto son las siguientes: “¿Cuáles son los objetivos financieros que perseguimos? ¿Es posible utilizar algún ingreso extra para este periodo? ¿Cómo afecta la planificación financiera vacacional a mis ahorros anuales?”.

  1. Considerar las diferentes formas de pagar las vacaciones
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Aunque en ocasiones suele optarse por financiar las vacaciones, este método tiene riesgos, como los costes adicionales o los intereses derivados de los préstamos y pagos a largo plazo. En este sentido, una opción puede ser abrir una cuenta o fondo de ahorro solo para este periodo, a la que se puedan destinar pequeñas cantidades periódicas durante todo el año e ingresar este presupuesto máximo antes de comenzar las vacaciones.

  1. Planificar los gastos fijos

El presupuesto que se establezca para las vacaciones va a depender en gran medida de los gastos fijos. Por ello, es importante tener en cuenta qué importe se va a desembolsar en base a diferentes aspectos:

  • Fechas de salida y regreso
  • Lugar de destino
  • Desplazamiento
  • Alojamiento
  • Transporte en el lugar de destino
  • Alimentación y gastos diarios

Esta planificación de los gastos fijos que afrontaremos durante las vacaciones ayuda a conocer de antemano el importe aproximado que se va a gastar.

  1. Controlar los gastos variables

Junto a los gastos fijos, una parte del presupuesto para el descanso estival se destina a los gastos variables, donde se incluyen, por ejemplo, excursiones, actividades turísticas o comidas en restaurantes. Para que estos gastos variables no afecten de forma significativa al presupuesto, es importante organizarse, por un lado, estimando un presupuesto máximo del que disponer para estos gastos variables y, por otro lado, llevar comidas preparadas, aprovechar algún tipo de descuento turístico y aprovechar algunos trucos para conseguir maximizar el ahorro.

  1. Revisar nuestros vehículos de ahorro e inversión
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Seguir contribuyendo a nuestro plan de pensiones o invirtiendo en fondos, aunque sea verano, es clave para mantener un plan de ahorro constante que nos permita incrementar nuestra capacidad de ahorro, pensando en el futuro y ante algún acontecimiento inesperado que nos pueda surgir. El verano es un periodo que suele acarrear un incremento de los gastos, pero también merece la pena realizar un esfuerzo para mantener la disciplina de ahorro en nuestras aportaciones periódicas y aprovechar el tiempo libre para planificar nuestras finanzas de cara al siguiente curso.